Muchos hemos oído de un altercado entre vecinos del Alto Rosario (km 12), al borde del Parque Natural Los Farallones,en el nacimiento del río Lili, por un asunto de ruido, que terminó el 12 de enero con una balacera y el lanzamiento de tresartefactos explosivos, uno de los cuales impactó sobre el techo de una casa. Origen del problema: una casa-finca arrienda su lugar para fiestas (“Casa de eventos”). No es legal. La corregidora se lohabía manifestado con anterioridad. Pero siguieron haciéndolo informalmente. El Alto Rosario no es obviamente el lugarpara “eventos” pero, cualquiera sea el lugar, una casa de eventos puede generar inconvenientes para vecinos que debenser mitigados o prohibidos. Nuestra cultura “caleña” ruidosa, combinada con la intolerancia y el irrespeto por los demás, es capaz de transformar lavida en un infierno hasta llegar “al próximo muerto”. Nuestras autoridades actúan en derecho, pero el marco institucional, la extensión del (sub)corregimiento y su bajopresupuesto, no les permite usualmente resolver los problemas de vecindad. Lo que necesitamos son soluciones a cortoplazo, no procedimientos administrativos sin fin. También se están presentando problemas del mismo tipo en el Rosario, km 9, de tamaño aún mayores, con una antiguacasa de recreo que está enloqueciendo a los vecinos en un kilómetro a la redonda. Es desesperante ver como la falta de gobernanza puede transformar problemas menores de vecindad en problemasmayores y hechos violentos. Definitivamente hacen falta reglas de convivencia y capacidad para hacerlas respetar. La libertad de uno termina donde empieza la del otro. Es vergonsoso que citadinos se sientan con derecho a hacer loque les de la gana en nuestro territorio, pues les parece que es “campo”, a saber: territorio de nadie.