El 16 de febrero, nuestro periódico local “La Casa del Guatin” ganó el primer premio vallecaucano de periodismo “Gerardo Bedoya” en la categoría de periodismo comunitario. LA CASA DEL GUATIN se caracteriza por noticias (muy) locales que se limitan a las cuatro veredas rurales de La Buitrera (histórica) del Municipio de Cali, pero con un análisis de la información que trasciende nuestro territorio. Nuestro lema podría ser “Conozca su aldea y conocerá el mundo”. La vida diaria en nuestro (sub)corregimiento se parece a la de todas las aldeas del mundo y nos permite reflexionar sobre nuestro comportamiento humano, la organización administrativa y política que heredamos y/o construimos, los egoísmos y/o solidaridad de todo grupo humano y las vías para mejorar nuestra vida y la de nuestros hijos.
A escala local, casi todos los problemas parecen “solucionables” y lo son en fin de cuentas, entre vecinos de buena voluntad que recuperan su capacidad de acción, se tornan activos al poder actuar sobre los eventos, y por lo tanto recuperan su confianza en sí mismos y su orgullo de ciudadano.
La prensa local, la de las veredas, a diferencia de la prensa nacional o internacional, no puede “esconder el sol con las manos”, pues todos los lectores tienen cercanía con los eventos y los conocen de alguna forma o los pueden conocer. La prensa local nos acerca a la realidad; es un escudo protector contra las noticias-ficción y la propaganda. Su tarea es el análisis de los hechos para construir comunidad, bienestar y porvenir. Complementa las cadenas de WA o de Facebook que también divulgan información local pero no tienen el tiempo, ni la misión, de analizarla para construir. Analizar eventos y construir comunidad es la esencia de la prensa local, con la ventaja que no depende de unos pocos dueños de medios de comunicación, sino de miles de líderes comunitarios en cada país.
Puede que todas las veredas del país no tengan la capacidad ni necesidad de un periódico local, pero podemos razonablemente soñar con al menos un periódico local para cada acueducto comunitario. Y hay más de 10.000 en Colombia. Es una oportunidad para reinventar la democracia local y la construcción de la sociedad de abajo hacia arriba, no como ahora de arriba para abajo. ¿No nos iría mejor?