Una oportunidad para crecer como comunidad.
El turismo es desde hace décadas uno de los pilares económicos de países biodiversos como Costa Rica o Ecuador, siendo el ecoturismo y el turismo de aventura mayormente impulsados en el país centroamericano y el turismo recreativo en el nuestro vecino suramericano. Genera ingresos a través de múltiples actividades: transporte, hospedaje, cultura, gastronomía, guías, enseñanzas, artesanías, etc.
Ahora bien, Colombia, que ha sido tan golpeado por la guerra, la inseguridad y el desgobierno, deberá mirar este importante rubro de la economía mundial como un potencial. Regiones como la Costa Caribe, los Santanderes o el Eje Cafetero ya han desarrollado importante infraestructura y una variada oferta que va de la mano con las fortalezas que la naturaleza le brinda a cada territorio.
Un claro modelo de lo señalado se da en Santander: los deportes extremos son un atractivo que mueve la economía regional y los hermosos paisajes sobre el Cañón del Chicamocha son aprovechados de manera estratégica por pequeños y grandes empresarios para atraer a millones de clientes cada año. Lo mismo podríamos mencionar en el caso de las hermosas playas del Caribe o las exuberantes tierras cafeteras.
Por su parte, el Valle del Cauca, y especialmente su capital, Cali, no se quedan atrás en cuanto a potencial turístico. Los Farallones bañan con numerosos ríos la ciudad; el corregimiento La Buitrera tiene el Río Lili, emblemáticas cascadas y además contamos con un bosque centenario “El Roble Negro”, en la vereda El Otoño, en la parte alta del corregimiento. Nuestras vías ya son usadas por numerosos ciclistas y caminantes que vienen a disfrutar de las rutas por callejones coronados por espectaculares vistas sobre el valle geográfico. La Buitrera cuenta con múltiples atributos para desarrollar actividades de turismo rural, de ecoturismo, de cultura y por supuesto, de carácter deportivo.
Soñar no cuesta nada y sería muy gratificante encontrarnos con: rutas de “muralismo”, caminatas (con guía ambiental) al sendero Roble Negro, visitas a fincas cafeteras, una ruta gastronómica, actividades extremas, entre otras. Es momento de emprender el camino hacia la transformación de nuestro territorio, una fuente de desarrollo humano y económico. El turismo podría jalonar mejores oportunidades laborales, el crecimiento de los pequeños negocios locales y transformar la realidad de un país postconflicto.