“Yo desciendo de alemanes. Toda la familia de mi padre emigró de Alemania cuando estalló la guerra”. Así comienza la entrevista y el relato sobre su vida, la señora Estela Lemus Rizo, una abuela hermosa y menuda, feriante de noventa y tantos años, a quien vemos todos los miércoles y sábados en la Carpa Saludarte del Plan (frente al puesto de salud del Plan) ofreciendo sus productos a los vecinos y visitantes.
“Aquí en el mercado yo manejo algo que no maneja nadie: un jabón que actúa positivamente en la persona que sufre de alopecia; sí le crece el pelo y quita una especie de caspa llamada seborrea; sí, la acaba.
El producto me lo mandan del Amazonas, lo fabrican los indios; después está la miel, que me la mandan de la carretera al mar. ¿Qué tal este manjarblanco? lo hago yo; o mire esta camisa, creo que le luce; y está como nueva” … Porque Estelita, como la llaman cariñosamente sus compañeras emprendedoras, además de vender productos artesanales, también regentea un mini pulguero y vende ropa usada, siendo ella un eslabón importante de la economía circular, generadora de grandes beneficios a las comunidades, especialmente a las rurales.
“Cuando tenía 27 años yo quería manejar avión, pero como era única hija, no me dejaron. Yo quería manejar una cosa grande. Cuando papá y mamá murieron, que eran los que se oponían, como no podía comprar un avión, compré una tractomula. La pagué a plazos, en cinco años. Hacía el trayecto Cali Buenaventura a la una de la mañana, traía madera para Cartón Colombia. Manejé la tractomula unos 8 años, hasta que me aburrí. Entonces, don Luis Carlos Varela, de Jabón Varela, me preguntó qué estaba haciendo y le conté lo de la tractomula y él me dijo: “Estelita, véngase a trabajar conmigo. Cómprese una 300, yo le doy trabajo. Entonces la compré y me fui a distribuir jabones en dos departamentos: Valle y Cauca. Después, repartí leche con la 300.
Yo inauguré Vipasa con la leche. Empecé con 50 botellas de leche y terminé con 7.000” ¿Y ya estaba casada? “No, soltera. Yo me casé después y tuve dos hijos varones. Yo pedí hombres. Me casé con un ecuatoriano y él me llevó a vivir allá. Pero el tipo era violento, me pegaba… pobrecito. Entonces me separé de él. Allá monté dos fábricas: una de repujado de metales y la otra de… de… bueno, en todo caso eran dos fábricas. Se las dejé a él con tal de que me dejara venir. Nunca mandó un centavo, pero me lo quité de encima”
“Mi hijo mayor falleció hace dos años. Era motociclista. Volaba en esa moto; un día se fue para donde unos amigos en Sevilla y se le pegó esa enfermedad… ¿cómo se llama? Esa que hace que lo vacunen a uno… esa, Covid. Yo nací con mucho impulso… “berraca” como se dice. Vivía acá en La Buitrera con mi hijo mayor, el que murió, ahora vivo sola”.
¿Y cuál es su experiencia con los emprendimientos en la Carpa Saludarte?
“Empezamos donde está la policía y luego nos vinimos para acá, nos regalaron una carpa. Aquí llevamos como 8 años. Y me gusta que la gente sea educada”.
A Estelita todo el mundo la quiere; ella ayuda con su personalidad, se deja querer. Es locuaz, sonriente y firme en sus decisiones. Y si ponen música en la carpa, es la primera que sale al ruedo a bailar.
Ella es ejemplar, un exponente emblemático de la mujer fuerte, activa, sencilla y alegre, símbolo del empoderamiento femenino, a la que el mundo y las circunstancias le ha permitido superarse; es de esas mujeres a la que nada le queda grande.